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sábado, 30 de mayo de 2015


La meditación al explorar la naturaleza de la mente es algo compleja y difícil de comprender por ello se le ha clasificado en tres entornos que embarca esta fantástica practica.
            
Conciencia plena:

Unos de los factores para alcanzar la iluminación representa la conciencia de los pensamientos, acciones y motivaciones de uno mismo, o mejor dicho claridad mental, Fue en algún momento uno de los principales enseñanzas de Gautama (Buda), la cual consta de una conciencia correcta o adecuada.

La conciencia plena es la habilidad para ver las cosas como realmente son, superando la visión nublada que nos presentan nuestros sentimientos, nuestros prejuicios, e incluso nuestro estado de ánimo.   La conciencia plena es parte del sendero óctuple o noble camino de ocho pasos del budismo, y es parte clave de la meditación.   También es usada en occidente como una estrategia terapéutica para reducir el estrés, el dolor, e incluso lidiar con la depresión. Puede usarse para fines tan variados como encontrar un sentido de gratitud permanente hacia la vida o mejorar tu capacidad al correr. También puedes trabajar en tu propio acercamiento a la conciencia plena para practicarla durante las vacaciones y fechas especiales.

Concluyendo que la conciencia plena es un proceso de análisis y reflexión con el entorno que lo rodea para llegar a una posible felicidad, dejando de lado a la ansiedad que logra la inestabilidad mental y física, la que no se quiere alcanzar.

Compasión y benevolencia:


Rasgos del comportamiento de cualquier individuo, en que cualquier ser puede formar una compresión integrar con un grupo de personas que posibilita la integridad social e individual.

Atención selectiva:

Como lo indica su nombre trata de especificar el como uno puede distinguir, clasificar, identificar ciertos aspectos que le pueden hacer bien o mal a su integridad, emprende a que tomarle la importancia a cómo realizar cierta acción que dará cierto objetivo a alcanzar


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